En algunos casos, tras aplicar una FIV o una ICSI, el número de embriones obtenidos es superior al que se transfiere. En estos casos, los embriones sobrantes son crioconservados en el banco de embriones, para poder realizar futuros intentos.
Se benefician de la congelación de embriones tanto las parejas que no han conseguido el embarazo en el primer intento, como aquellas que lo consiguieron y luego desean probar una segunda gestación.
Pese a que la congelación puede disminuir en cierto modo la viabilidad de los embriones, está demostrado que el porcentaje de embarazo de congelados se asemeja cada vez más al de embriones en fresco siendo actualmente del 40%.